Se trataba de un señor bastante mayor, de unos 80 y largos, que llegaba con apuro al médico por la mañana.
Al verle el doctor tan inquieto, le preguntó lo que le ocurría.
El respondió que era porque tenía mucha prisa.
A esa hora cada día desayunaba con su esposa, que vivía en una residencia asistida dada su enfermedad.
A esa hora cada día desayunaba con su esposa, que vivía en una residencia asistida dada su enfermedad.
El doctor volvió a preguntar.
Ella tenía Alzheimer, hacía muchos años que ya no reconocía a su marido. Ni siquiera le resultaba familiar.
Ella tenía Alzheimer, hacía muchos años que ya no reconocía a su marido. Ni siquiera le resultaba familiar.
No se preocupe entonces, le dijo el doctor, no se acordará si hoy no llega a estar con ella. De cualquier forma no sabe quien es usted.
A lo que el abuelito respondió, yo si lo recordaré, porque yo si se quien es ella. Es el amor de mi vida.
Por favor dese prisa, llego tarde a desayunar.
Envidia de la sana. Sonrisa de corazón. Anhelo del bueno.
Buenas noches.
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