jueves, 26 de enero de 2017

Encuéntrala

   Dicen que nacemos con la FELICIDAD dentro, e igual que con la ingenuidad o la curiosidad, poco a poco la vamos perdiendo.

   Sólo unos pocos afortunados la conservan porque si. Qué maravilla.

   El resto, empezamos a pensar que encontrarla de nuevo, radica en cumplir esto o aquello, que se supone que es lo que toca,  lo "que debe ser"

   —aprende sin preguntar, cree todo lo que te dicen sin dudar, saca buenas notas en las asignaturas que han decidido que son por las que se te debe juzgar, ten un novio muy guapo, consigue un buen trabajo tradicional y estable, cásate, ten hijos, viaja mucho, ten un cochazo, dinero de sobra, mantente guapa según lo establecido, no te muestres vulnerable, se fuerte...

   A veces, conseguir determinadas metas, que en muchos casos, no son las nuestras, nos vale como placebo. Estamos tan acostumbrados a pensar que es ese el objetivo, que al cumplirlo te sientes bien. Y no está mal. Sin embargo, otras veces no lo cumplimos y no nos gusta. O si que lo cumplimos, y tampoco nos gusta. Es entonces, cuando más desafortunados nos sentimos, cuando estamos como perdidos, cuando nos preguntamos "¿esto es todo?, no puede ser. Tiene que haber algo más."
Esa, es nuestra oportunidad. Es nuestra ocasión de pensar qué es lo que queremos de verdad.

   A veces la pregunta llega sola, otras, llega tras un fuerte golpe...pero aunque no lo parezca, aunque duela en el alma, es la llave que nos llevará a abrir la puerta de nuestra propia vida.

   Creo sinceramente que ésta, encontrar nuestra "llave", debería ser la principal asignatura desde pequeños. Quizá si nos tratáramos como seres emocionales que somos, si entendiéramos lo que nos ocurre por dentro y como gestionarlo combinado con lo que va pasando por fuera, esa felicidad con la que nacemos, no sería objeto de duda ni pérdida.

   Ojalá algún día, así sea.

   Buenos días.

   Fuerza y luz.




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