domingo, 9 de agosto de 2015

Soy el piloto del avión amarillo

No sabía si empezar este post con un "Erase una vez" pues lo que ha ocurrido es más normal en los cuentos que en la vida real, pero ya sabéis eso de que siempre supera a la ficción.......

Hace muchos años, cuando mis hermanos y yo éramos pequeños, en mi familia salíamos a navegar. Nos gustaba pararnos siempre en la misma calita, donde años después acabamos veraneando.

 Entonces pasaban pocos aviones de publicidad, recuerdo uno blanco con una línea azul y el avión amarillo. Siempre les saludábamos muy entusiasmados, sobretodo mi madre, que estaba convencida de que el amarillo le respondía moviendo las alas.
Al principio nos reíamos de ella, pero cada vez pasaba más cerca y empezamos a ver hasta como sacaba su brazo y lo agitaba en el aire. Así cada día, cada verano, cada año...."Adióooooosssss!!" Gritaba mi madre y por detrás oía a mi padre decir "un día bajará y te dirá, hola soy el piloto del avión amarillo y a ver que haces!!!"

Desde entonces han pasado casi 20 años, y mi madre con sus 3 nietos sigue saltando cada vez que el avión pasa, que ya ante tanta alegría siempre da un par de vueltas sacando brazos, agitando alas y volviendo locos a mis sobrinos que alucinan cuando mi padre les dice que el piloto es amigo de la "yaya"

Pues bien, este fin de semana, estando en la piscina alguien llamó a la puerta. 
Estaban solos mi padre y mi madre, y al preguntar mi madre "quien es??" Se oyó, "es la casa donde hay 3 niños?" Y ante la afirmación de mi madre y preguntar quien era dijo: "soy el piloto del avión amarillo"

Los gritos, risas, alegría y estupefacción fueron indescriptibles!! Resulta que era Luis Javier, un asturiano que llevaba 20 años viéndonos, y por fin, se decidió a conocernos en su día libre para decirnos que desde el aire veía nuestras ganas, nuestra ilusión, y le hacían sonreír. 

Pero en realidad es él el que más que sonreír nos ha hecho felices. A nosotros y a muchas más personas que ha ido a conocer personalmente, entre otras un señor enfermo cuyo entretenimiento era verle cada día, así que Luisja, ni corto ni perezoso se presentó en su casa y como a nosotros les ofreció una visita personalizada al hangar con el resto de aviones y hasta un paseíto, que estamos deseando poder dar este verano!

Una maravilla de historia, que de corazón te agradecemos.

Esto hace grande a la gente, esto hace grande la vida.

Pronto nos vemos Luisja!!

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