domingo, 23 de octubre de 2011

El espíritu del Principito

Decía el Principito en su primer capítulo:
"Cuando tenía seis años, vi una vez una imagen magnífica en un libro sobre la Selva Virgen que se llamaba "Historias Vividas". Representaba una serpiente boa que tragaba una fiera.
He aquí la copia del dibujo.
En el libro decía: "Las serpientes boas tragan a su presa entera, sin masticarla. Luego no pueden moverse más y duermen durante los seis meses de su digestión".
Reflexioné mucho sobre las aventuras de la jungla y, por mi parte, logré trazar con un lápiz de color mi primer dibujo. Dibujo nº1 (arriba). Mostré mi obra maestra a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo.
Me contestaron: "Por qué un sombrero podría dar miedo?"
Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digería un elefante.
Dibujé entonces el interior de la serpiente boa (arriba), para que las personas mayores pudieran comprender. Siempre necesitan explicaciones.
Las personas mayores me aconsejaron dejar de lado los dibujos de serpientes boas abiertas o cerradas, e interesarme en cambio en geografía, historia, matemática y gramática. Es así como abandoné, a la edad de seis años, una magnífica carrera de pintor.
Había sido desalentado por el fracaso de mi dibujo número 1 y de mi dibujo número 2.
Las personas mayores no entienden nunca nada por sí mismas, y es cansado, para los niños, darles una y otra vez explicaciones.
Tuve entonces que elegir otro oficio y aprendí a pilotar aviones.
Volé por todo el mundo.
Y la geografía, efectivamente, me sirvió mucho. Sabía distinguir, del primer vistazo, China de Arizona.
Es muy útil, si uno está perdido durante la noche.
Tuve así, en el curso de mi vida, montones de contactos con montones de gente seria.
Conviví mucho con las personas mayores. Las vi de muy cerca. Mi opinión no mejoró demasiado por ello.
Cuando encontraba una que me parecía algo lúcida, probaba con ella mi dibujo n° 1 que siempre he conservado. Quería saber si era realmente comprensiva. Pero siempre me respondía: "Es un sombrero". Entonces no le hablaba ni de serpientes boa, ni de selvas vírgenes, ni de estrellas.
Me ponía a su alcance. Le hablaba de bridge, de golf, de política y de corbatas.
Y la persona mayor estaba muy contenta de conocer un hombre tan razonable."

Releo este fragmento y me acuerdo de mis ilusiones de niña, de todo en lo que creía, de todo en lo que confiaba, de todo lo que esperaba....y cuando pienso donde lo he dejado, no recuerdo si lo perdí porque yo misma me convertí en una persona mayor, o porque aún no he dado con ese alguien que merezca verlo...

Hoy he vuelto a mirar "mis dibujos" y, aun ya siendo "mayor" los veo tan claros.......que no pienso volver a tener que buscarlos.